Fractura 5 Meta en el Blog de Trauma
El ritual del lavado es monótono para el principiante. El cirujano experimentado, en cambio, lo vive como un momento de gracia, un pequeño margen de tranquilidad en medio de la vorágine. No hay nada que hacer salvo cepillar sistemáticamente manos y antebrazos, alternando mano frotadora y frotada. Los gestos automatizados permiten poner la mente en blanco y pensar en cualquier cosa sin estar pendiente de las inmediatas.
Me gusta ese momento de paz. Recuerda una vida sin prisas, personas que pueden pasear, esperar en la consulta del médico o viajar en un tren disponiendo de momentos de silencio e intimidad. En mi caso, debo conformarme con esta miseria de tiempo robado al frenesí de la actividad diaria. Y lo disfruto...
-¿Necesitas que me lave?
La pregunta de Felipe rompe la magia del momento y me devuelve con brusquedad al mundo real.
-No, doctor García. Necesito, más bien, que manejes el fluoroscopio desde fuera. Es muy importante que alguien de confianza ofrezca imágenes antero-posteriores y laterales del pie para estar seguro de no desviarme, de seguir bien el trayecto del quinto metatarsiano.
-¿Es un deportista?
-Futbolista. Se ha roto el meta debido a una rotación sobre los tacos de aluminio.